Hoy en la playa
mientras mirabas las nubes
encerrar
lo que resistía de luz en el
cielo
y apaciguar así el tono de las
olas
y dos o tres personas gritaban
entusiasmadas
por el golpe del agua en su
cuerpo –que era voluminoso-
repetiste, ya no sabés cómo, esa
tendencia
dualista que te lleva a encerrarte
en dos posibilidades
y en consumir el tiempo en reiterar,
una y otra vez
la fragancia de los que alguna vez
escuchaste
como dotados de cierta
autoridad
¿porque es eso lo que buscamos?
la autoridad en el prójimo para
que destelle
algo, un poco, en uno, y de ese
modo nos
mejore y nos vuelva más alados
como si las cosas pudieran
dotarse de un grado de
perfección,
de pureza demasiado extremo,
como si las imágenes estuvieran
enlazadas
y como si Dios fuera algo
visible
más allá de uno.
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