¿Te acordás de esos
partidos que hacíamos
para reafirmar una
rutina al final de la tarde?
Tal vez porque ser
novios suponía entonces
tener ciertos
rituales.
Y después nos
queríamos de muchas formas, y después nos
cansábamos un poco de
eso y caminábamos soñando cosas
como ir a dar la vuelta al mundo y montones de
proyectos en torno a muchos éxitos –que parecían
como ir a dar la vuelta al mundo y montones de
proyectos en torno a muchos éxitos –que parecían
al alcance de la
mano-.
Y hasta practicábamos
inglés, recuerdo. Y en todo momento
las olas estaban a un
costado y la noche profunda
se plantaba de una manera
que no era tan enigmática como ahora.
Y había gente que iba
y venía pero nosotros
no le prestábamos
mucha atención.
Vos eras muy soñada y
tenías un talento especial
para vestirte de una manera
que yo juzgaba natural.
Y te creía además muy
criteriosa
amplía de cabeza creo
que decía, y te asignaba también
muchas otras virtudes
que me hacían bien, supongo.
Y sin embargo, al
tiempo de estar con vos me aburría un poco
y soñaba con pasar a
otra historia, una que no estaba muy seguro
que fuese a ocurrir pronto,
suposición que me obligaba
a quedarme de tu mano
y a soñar mucho más con volar
al cuerpo de otra
chica muy diferente a vos.
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