sábado, 5 de marzo de 2016

Una estepa siberiana

El tiempo pasa mucho más allá de nosotros
pienso mientras veo con nostalgia unas fotos
de cuando éramos chicos -unos seis añitos- 
en lo de mi hermana. El tiempo como una sucesión 
de hechos importantes e insignificantes
que se alza para acompañar nuestro aprendizaje,
elucubro en un intento de diluir la angustia 
que me produce su paso, como a tantos.

El ejercicio de los últimos tiempos, desdramatizar,
me funciona en parte, muy en parte, y muy lentamente,
como me pasa con todos los procesos que encaro para llegar
a una supuesta mejoría, una purificación, la llamaba yo,
pero esa palabra prefiero dejarla de lado porque me
evoca mucho sufrimiento, un inmenso campo congelado,
una estepa siberiana donde uno camina con
una cadena que une las dos piernas, diría.
  


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