Ella se alza espectacular como una
sandía consumiéndose por el frío
de hielos que la recubren en una olla
inmensa al borde de una pileta
situada en un lugar pletórico
de bananeros y árboles de café.
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...