Ella se alza espectacular como una
sandía consumiéndose por el frío
de hielos que la recubren en una olla
inmensa al borde de una pileta
situada en un lugar pletórico
de bananeros y árboles de café.
En la orilla, veías el mar a la espera de una tormenta mientras tus hijos jugaban a un costado. Pensabas en tu padre y en sus éxitos. ...