La rutina de los días
como una fuente
de serenidad y más tarde
tedio
que te impulsa a la vez a
buscar un cambio
que te envuelve en un
dramatismo
que, de manera
inexorable, busca lo desapacible
y lo trágico, para
después, al poco tiempo,
dejarte agotado junto a
una fuente que tiene
una figura humana muy pero
muy hermosa
que no acierta a tener su
tan deseada vida.
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