Ese mañana soñó
que las cosas no
necesitaban ser dichas
y que la fuerza podría
entrelazarse al fin
hasta lograr una comunión
en donde la serenidad
estaría
más allá de los hechos.
Son las seis y veintidós de la mañana. Me desperté por segunda vez en la noche, como tantas veces, inmerso en sueños implacables, continuos,...
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