Tarde o temprano, en una plaza del
centro
invadida por palomas extrañamente
oscuras,
notamos que los días, a través de
los años,
se parecen cada vez más.
Para entonces, nuestra memoria,
por la noche, frente al espejo del
baño,
alcanza a imitar a nuestro rostro
detenido.
Fuimos jóvenes y no estamos seguros
de poder desarmar
nuestras pequeñas e imprescindibles rutinas.
Quisiéramos adoptar la belleza serena
y al mismo tiempo perturbadora
de poder desarmar
nuestras pequeñas e imprescindibles rutinas.
Quisiéramos adoptar la belleza serena
y al mismo tiempo perturbadora
que nos permitiría ofrecer un cambio a los días.
Pero ellos siguen, como milenarios guerreros chinos,
Pero ellos siguen, como milenarios guerreros chinos,
hacia un final dispuesto sobre una
estepa silenciosa y ocre.
Muchos, con rasgos logrados y
diferentes,
escribieron sobre ese punto sutil y
específico;
todos pueblan la inmensa
estepa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario