sábado, 21 de julio de 2018

La inmensa estepa



Tarde o temprano, en una plaza del centro
invadida por palomas extrañamente oscuras,
notamos que los días, a través de los años,
se parecen cada vez más.

Para entonces, nuestra memoria,
por la noche, frente al espejo del baño,
alcanza a imitar a nuestro rostro detenido.
 
Fuimos jóvenes y no estamos seguros 
de poder desarmar
nuestras pequeñas e imprescindibles rutinas.

Quisiéramos adoptar la belleza serena 
y al mismo tiempo perturbadora 
que nos permitiría ofrecer un cambio a los días. 

Pero ellos siguen, como milenarios guerreros chinos,
hacia un final dispuesto sobre una estepa silenciosa y ocre.

Muchos, con rasgos logrados y diferentes,
escribieron sobre ese punto sutil y específico;
todos pueblan la inmensa estepa.



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