Ese modo de entrega, el de los Santos,
el brindarse al otro, modos también de ejercer
cierto poder. Y lo mismo nuestras acciones.
Una y otra vez, aparecen las potencias que rondan
dinámicas que nacen, circulan y mueren.
Estrellas y también planetas expuestos a los segundos.
No hay más que alzar la vista, ver en el negro
energías que amplían capacidades,
notar los constantes cambios.
Un esquema fijo en nosotros es una utopía.
Y sin embargo es la fuente principal de nuestros empeños.
Seguridad, tiempo, placer garantizado. Deberíamos buscar
la inevitable versatilidad en eso que nos mueve.
Como los ríos, mares y lagos.
jueves, 1 de noviembre de 2018
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