Con el paso del tiempo aspiro a ser más honesto.
Y eso, en esencia, es todo. La honestidad, ahora lo veo,
es la fuente de la que emanan todas las verdades. O mejor dicho,
todos los caminos posibles hacia cierto avance, purificación o como
queramos llamar al asunto.
Sidney es la ciudad que siempre soñé.
Mar, playas, bahías, vegetación y al mismo tiempo prosperidad
en todas las formas posibles de humanidad.
Pero los sueños tienen un plano de irrealidad que aquí,
por supuesto, no termino de palpar porque estoy conmigo mismo,
lo que equivale a decir que estoy con las miserias propias de mi psiquis:
un esmerado tanteo en la imposibilidad de acceder a un placer franco,
relajado, incondicionado.
Y al mismo tiempo, y eso es la extraño, una gran consciencia
acerca de la riqueza sensorial que tiene el dramatismo, la valoración
de las circunstancias solo a través de su reverso: la angustia que al final,
con suerte, y por un breve momento, posibilita un placer casi irreal.
Creo que al final podría llegar, con los años, siendo objetivo,
y con un persistente trabajo, a un mundo más reposado,
mucho más contemplativo y por sobre todo carente de la expectación,
de la carga libidinal que supone la fijación de metas,
pequeñas y estrictas, en torno a asuntos que se nos escapan,
que nos superan. En definitiva, que no controlamos.
Llegar a un mejor autocontrol a través de la capacidad de aceptar
incluso los desvíos, las debilidades de la marcha y, al mismo tiempo,
saber que estamos avanzando hacia un mejor punto.
Eso es el resto de lo que parecería que queda.
Archivo del blog
miércoles, 9 de enero de 2019
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El examen
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
-
El genio rockero me miró con sorpresa y después, víctima de cierta discordancia, tentado, me respondió: “Okay my lord”. Se volteó y preguntó...
-
Una vez levantado de la siesta, y luego de quedarme mirando el techo un buen rato, decidí que lo mejor sería terminar algunos dibujos que te...
-
Viajo junto a un hombre pequeño, de mirada afable, con un gesto de humanidad comprensivo con el prójimo. O al menos lo supongo cuando lo s...
No hay comentarios:
Publicar un comentario