Imaginamos enormes continentes
listos para ser asaltados por nuestro cuerpo
que al fin deja de ser un peligro desafiante.
Y pasa a convertirse en algo que es versátil
por la misma consciencia de un mundo íntimo.
Y ese mundo se acopla con el resto de lo que anda por ahí,
estableciéndose en un lado y en el otro,
sin ánimo de conquista,
sino más bien con la intención de ser interpelado
por eso que está enfrente
como a la espera de cierta tierna proximidad.
jueves, 3 de enero de 2019
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Un poeta en las montañas
Arriba, cerca de las nubes, en una casa antigua, joven todavía, aunque no tanto ya, con dos hijos incluso, y una mujer amada y un montón d...
-
Creo que es mejor que les cuente un poco de Carola. Una premisa que no es sencilla porque mis percepciones cambiaron con los años de manera ...
-
Vuelvo de la playa abrumado. Y lo peor no es esa sensación tan grande, lo peor es cuando la realidad te persigue y te alimenta: hoy iba por ...
-
Y desmoronado como estaba recibí el lazo sagrado. Entró en mí el juguete voluptuoso de Flavia. Y cuando entró, empecé a sentir un dolor que,...
No hay comentarios:
Publicar un comentario