Más de treinta años ya
acechado por la misma obsesión
que se adentra en el cuerpo,
en mi cuerpo como si mi cuerpo
no fuese mío, como si se tratase
de un territorio apto para ser tomado
y desde ahí colonizar muchos más espacios
y desde ahí colonizar muchos más espacios
y también, luego,
tomar el mundo, el universo entero.
Esta obsesión de la que hablo
solo cede ante el silencio.
Por eso busco el silencio.
Lo idolatro, lo necesito. Lo adoro.
La tierra entera será mía el minuto
que pueda convertir al silencio
en algo propio.Y así será.
Flamearán las banderas
de todas las murallas
y caerán de pronto esas murallas
y estaré ahí para ver
esa fugaz caída.
esa fugaz caída.
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