Ibamos de pueblo en pueblo
y los lugares eran nuevos,
y las fiestas especiales,
y nosotros mismos
íbamos a ser únicos.
Y el tiempo pasó.
Y hoy vamos con la fuerza
de cosas imposibles de transmitir.
Y eso nos basta.
En la orilla, veías el mar a la espera de una tormenta mientras tus hijos jugaban a un costado. Pensabas en tu padre y en sus éxitos. ...
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