Estaba convencido de que debía tener
un talento tan contundente como para
reposar frente a vos y frente a cualquiera que,
por el motivo que sea, estuviese cerca
o en algún lugar remoto.
Debía ser emperador en tiempos actuales
y en las circunstancias que tan bien conocés.
Por lo tanto nada era útil ni verdadero.
Y los decenios pasaban.
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