Vas en el auto,
el aire es templado,
la noche quieta, los grillos cantan,
los plumerillos apenas se mueven.
El camino de tantos días
ahora es un palacio en la montaña.
Y te acordás de un mundo
que no era demasiado lindo
y está roto.
Esa tarde, leo ahora en un cuaderno donde anotaba distintas cosas, mientras pedaleaba, veía unos niños que para evitar la lluvia se oculta...
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