En el medio de la noche,
acelerado por los sueños,
intentaste meditar pero,
aunque el viento era más fresco
y la tormenta inminente,
seguías inquieto.
Más tarde, fuiste con tu hijo
a pasear en bici.
Pasaron por donde te propusiste
agradecer mucho más.
Estabas esperanzado
con que algo dentro tuyo
iba a sentir la necesidad
de cambiar.
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