Naciste con el píloro tapado
y no pudiste comer por varios días.
Hasta que un médico,
de nombre Gianantonio,
decidió operarte
y te salvó la vida.
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
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