Porque hace mucho,
viste el fuego y el humo
desde los pastizales
acercándose
a tu cuerpo.
Y desde entonces,
una coraza recibe la brea
que agranda esa mancha
en tu pecho.
Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el...
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