Es que esa noche
estabas con el niño
al que le gusta
hablarte al oído.
Y ese niño,
con insistencia,
te pedía una entereza
que no podías obtener:
esa fuerza que hace
erguir a los maizales.
Soñé que estaba en un ómnibus en una ciudad francesa —tal vez Lyon— y no sabía bien dónde debía bajarme. Después de dudar y no animarme a ...
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