Saliste a caminar
y en el frío oscuro
te diste cuenta
de que tus angustias
te seguían,
extendidas
como los cables
de la luz.
Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el...
No hay comentarios:
Publicar un comentario