La pequeña rama, casi negra ya,
va con la corriente al filo de una cuneta
con pequeños hielos que bajan
también de las montañas
junto a otras ramas
caídas de otros bosques.
Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el...
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