Le escribiste,
desde la misma ciudad de siempre:
para contarle de la continuidad
de un tiempo caluroso
y cosas sin importancia.
Y al final contabas que
pájaros de varios hemisferios,
iban a llegar al cedro azul
más próximo a tu ventana.
Esa tarde, leo ahora en un cuaderno donde anotaba distintas cosas, mientras pedaleaba, veía unos niños que para evitar la lluvia se oculta...
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