Te encontrabas de nuevo con el papa. Esta vez en Piazza Navonna. Estaba sacándose fotos con los turistas, pero todos pensaban que era un doble. Es idéntico, decían unos colombianos... , y a vos te daban muchas ganas de decirles que no, que ese era el verdadero papa. De hecho, a medida que pasaban los instantes, tenías que hacer un esfuerzo enorme por no decir nada... Pero te mantenías callado porque estabas seguro de que por su esfuerzo Dios te iba a premiar...O incluso te dejaría pedir un deseo... Y en ese caso pedirías ser capaz de vivir en paz. De estar libre como los pájaros, te decías, y aparecían en tu cabeza tordos saltando por el jardín de tu casa. Y en eso se acercaba al pequeño tumulto un hombre con un traje negro, por el aspecto perteneciente a una funeraria y señalando al Santo Padre, decía: "Señores, éste es el verdadero papa.."
No hay comentarios:
Publicar un comentario