Mientras seguían en la cava tomando vino y comiendo uno tras otro los pedacitos de queso que había sobre la tabla, el papa te preguntó si alguna vez habías probado la morcilla de Burgos. "No, la verdad que no", le contestaste. "Es buenísima, muy buena", acotó. "Me parece que voy a pedir una..", y de su sotana blanca sacó un celular muy chico, un modelo de hace no menos de veinte años, y dijo: "Cómo va? Sí. Habla el papa.. Por favor envíenme una morcilla de Burgos urgente a la cava...", y sonriéndote amistoso te dijo: "Te usan para todo y se olvidan que uno, ante todo, es un ser humano...Pero al menos.." continuó" "...uno se puede dar estos gustos.." Y entonces, sentiste una lástima inmensa por ese hombre que sonría al lado tuyo tan complacido después del llamado...
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