miércoles, 13 de julio de 2022

El huerto del vaticano

 

Soñabas que ibas a ver al papa al vaticano y te recibía contento como siempre con un asado. Había de todo en la parrilla: chorizos, morcillas, distintos cortes de carne de vaca y de cerdo que te ponías a ver en detalle. Te gustaba advertir que la carne estaba bien asada en los cueros y las grasas... Había mollejas inclusive. "A vos te toca hacer las ensaladas", te decía el papa y entonces te preocupabas porque te parecía que te iba a ser difícil estar a la altura de ese asado... Para colmo, el papa te daba mil pesos y te decía: "Esto es para que vayas a comprar todo a la verdulería..", como si el cambio de pesos por euros no fuera un desastre en estos momentos y esos mil pesos te fuesen a alcanzar para algo... Entonces, ingenioso, le preguntabas: "¿Pero el vaticano no tiene  una huerta?" y él te respondía: "Ah, sí, sí, es verdad... buena idea", y le decía a un guardia suizo que te lleve a la huerta del vaticano de inmediato. En el camino, pasaban por fosas donde se veían las cabezas de cocodrilos en una fortaleza medieval que te parecía opresiva, y por fin llegaban a un patio que tenía un huerto con una verduras y frutas espléndidas, y vos le decías al guardia: "Son muy grandes las lechugas, los tomates, todo es grande..." Y él serio te respondía: "Es que son plantas abonadas con los cuerpos de los mártires.."



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