Estoy en una trattoria que conozco bien y queda muy cerca del Vaticano, sentado junto a una mesa en donde almuerzan dos curas animadamente con un hombre de saco y corbata. Por la cercanía, si bien no hablan en un tono alto, me entero de ciertas intrigas de poder alrededor del papa y después, porque viene a cuento, ahondan en temas financieros espurios. Incluso llegan a dar increíbles detalles acerca de un chantaje sexual de un obispo a otro. La tentación que tengo de sumarme a la charla es enorme, pero también es inmensa la consciencia de que no voy a poder aguantar el "cuadro energético" de ese grupo... Lo más raro es que cada tanto escucho el canto de un mirlo que está en algún lugar del patio de la trattoria. Y por más que lo escucho y escucho no termino de descifrar si me dice: "Anda a la mesa" o que me vaya...
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