Entrabas al palacio de justicia porque ahí te había citado el papa y de pronto, apenas pasabas por el detector de metales, te dabas cuenta de que en todo el palacio los jueces y empleados eran curas... Incluso habían algunas monjas que pasaban con expedientes en la mano... Monjas apresuradas... Entonces, te ponías a pensar que por suerte cuando eras joven te fuiste de la justicia. De lo contrario, serías un cura más..., y mientras pensabas eso te dabas cuenta de que al menos dos mujeres que estaban sonriéndote mientras esperaban el ascensor a un costado tuyo eran prostitutas disfrazadas de monjas...
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