domingo, 10 de julio de 2022

La gran revelación

 

Estabas en la playa de siempre leyendo el diario íntimo que había dejado el papa poco antes para irse a vender sus helados. Después de leer los titulares, de pronto sentías que al fin podías correr el velo de los deseos, no anularlos como pregona el budismo, un standard que nunca alcanzaste, sino algo mejor: entenderlos en su plenitud y descubrir que al fin y al cabo los deseos tienen un funcionamiento bastante simple.Son más bien infantiles y repetitivos. Trabajan más para los sistemas que para uno y hay que dejarlos salir a pastorear por el campo... Y otras cosas más veías como nunca antes. Pero como siempre, te resultaba difícil poner en palabras lo que veías. Te sentías como quien ve un cuadro y no quiere dar explicaciones acerca de lo que admira... De modo que te quedabas en tu silla de playa a la espera de que volviese el papa para contarle la gran revelación que habías tenido gracias a su diario íntimo. Pero el papa no aparecía y vos ansioso te preguntabas por dónde andaría... 

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