Viéndolo al papa, ahí en la playa, caminando con todo el peso de esa heladera con el propósito de vender helados, todo el tiempo te preguntabas: Qué necesidad tiene de vender helados? Y a medida que más te hacías esa pregunta, más se acercaba a vos un buitres inmenso que hasta entonces seguía al papa caminando a prudente distancia, mientras vos cada vez te alejabas más del papa. La escena comenzaba a inquietarte al punto que pensabas en apurar el tranco para ayudar al papa con ese tema de vender helados...
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