Hablaste hoy temprano con un amigo que salió en un viaje a dedo desde Madrid hasta Mongolia en busca de Shamballa, un espacio mítico y oculto que tal vez ya descubrió decenas de miles de kilómetros atrás, en Girona, cuando amagó con abandonar su esfuerzo y algo, lo más leve, la voz de otro amigo en común, lo animó a seguir...
Y a partir de ahí tu amigo se subió a un sin fin de cadenas de favores recíprocos que le permitieron adentrarse en un desamor que rueda en su interior para así pronto, más pronto de lo que él imagina, llegar a conocer una playa rodeada de montañas en donde pájaros negros de todos los tamaños lo rodearán a prudente distancia y él, adentrándose en el agua, verá al mar en su dulzura cubrirlo con una ola de su tamaño, y esa ola seguirá viaje...
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