Buscábamos en las pinturas gestos de figuras hermosas y en un punto sobrehumanas que nos llevarían graciosamente a lo endeble. Solo después, planteada la composición o rareza del paisaje, aparecería la quietud.
En la orilla, veías el mar a la espera de una tormenta mientras tus hijos jugaban a un costado. Pensabas en tu padre y en sus éxitos. ...
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