Estabas en la playa que frecuentabas en tu infancia y también estaba tu tío y su grupo de amigos del club dispuestos a jugar al vóley. Asistían, por lo que contaban, a un torneo mezclados en dos equipos con unas jóvenes venezolanas a quienes los amigos de tu tío, ni bien comenzaba el juego, les tocaban la cola entre punto y punto. Al principio esas manoseadas te excitaban pero enseguida te parecían violentas (no obstante las mujeres sonreían sin decir nada) y al final terminabas gritándoles que paren indignado.
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