Mis mejores sueños, te decía, y mis mejores pensamientos, tal vez sean los más inconfesables, pero al menos puedo decir que una voz, que estoy seguro pertenece a un cuervo, cuando llega a mi cuerpo por las noches, me visita en mi cama y me permite ver a montones de señoras maduras que fueron nobles en otros tiempos (me refiero a otras vidas), y que agradecidas por mis atenciones se echan en una cama inmensa que está debajo de una nave también enorme que antes era una catedral, y ahora es un restaurante de lujo que han cerrado para que esas señoras y yo vivamos alegremente la vida.
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