A lo lejos, un hombre se adentró en el agua con un trasmallo. Anselmo, el capaz, avanzaba a la altura de un sauce donde unos mieleros revoloteaban. Comenzaba otra noche de luna llena. Unos grillos se encendieron. Pero después hubosilencio. Entonces, el sonido del agua en las grandes piedras fue una dulce presencia. Atenta a los sonidos, dijiste: “Hay peces remontando el río...”
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