En las cúpulas de chapa, unas palomas se posaron en lo alto. No recuerdo por qué terminamos hablando del mundo bíblico. “Es algo descomunal,” dijiste, “un espacio severo y contenido.” Palabras que habrá sacado de su abuelo, pensé. En eso los perros se acercaron moviendo la cola. El río mojaba la punta de los helechos. Vos los mirabas. Es gracias a las últimas lluvias, te dije.
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