Ahora pienso en mis días antes de los primeros grados en el colegio. Los recuerdos más remotos que con todo parecen a mi alcance. ¿Podrían resurgir? Tal vez solo como fugaces emociones que no terminan de diferenciarse del presente....
El jardín de infantes. Me aproximo a él a través de algunas fotos. Vestido de brujo, con otros amigos, transmito seriedad a la salida de un petit hotel sobre la calle Quintana. Una mirada suplicante, tierna y a la vez profunda. Como si entonces quisiera subir por los lugares que con el paso de los años subiría, pero perseguido siempre por una ansiedad, por preocupaciones interminables. Los reinos del bien y del mal visibles siempre desde la sensibilidad.
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