Ese día te sentaste en el lugar
que se presenta como tan exclusivo.
Y ellas pasaron con sus modos
de señoras, mientras unas ardillas,
por los árboles, con gestos
nerviosos y rápidos,
parecían imitarlas.
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
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