Con los años todo se vuelve irreal. Tanto que en mi cabeza corremos hacia un agujero que nos devora junto a una vaca que mansamente pasta, y a los pocos instantes ese mismo agujero nos expulsa a los tres sin un motivo aparente.
Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el...
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