En ese tiempo, quería pintar ese paisaje porque habíamos estado no hacía mucho en un lugar así un día en que las golondrinas no se alejaron de nosotros por un rato. Un verano, según recuerdo, prolífico. En un cuaderno de esa época tengo los esbozos de unos trabajos que hicimos y esos dibujos, que son realmente muchos, muestran a unos guerreros altos y furiosos que con el paso de los años, conforme leo ahora en las notas al pie, se convertirían en pastores.
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