Al fin una luz donde nada pesa fuera de la voluntad de uno, el deseo es la esfera más naranja de todas las esferas, alumbrándose a sí misma en un mar violeta que es azul y termina siendo agua. Sin color, sin olor, sin un matiz capaz de decir algo. Solo agua bajo un sol que sube a través de una isla redonda que tiene pájaros, lobos marinos, orcas y otros animales que estaban en tu bañera caliente hace muchos años. Esa sensación es de placer y se la debés al deseo. Ahora está claro.
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