En esos días, poco después del amanecer, los gorriones buscaban semillas en el barro sin descanso, y al tiempo partían, volaban, y solo quedaba la despedida de la luz que ensayaban unas ranas.
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
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