Después, seguimos de la mano camino por la rambla y nos detuvimos en una fuente para ver cómo el viento movía el agua. A un costado, dos zorritos blancos en un cartel de publicidad nos enternecieron. Pero al lado del cartel, noté enseguida, en una pared de un edificio abandonado, alguien había pintado montones de huesos y arriba un círculo rodeado de serpientes verdes y celestes. “Dark”, decía el círculo en letras violetas sobre un fondo amarillo.
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