Cuando te adentraste en el agua helada de la orilla para sentir las pequeñas olas, mirando el horizonte, pensaste que si cambiaras tus creencias el mundo continuaría igual, con las mismas olas, el mismo aire. ¿Y tu angustia sería la misma? Seguro que no, pensaste, y por un instante el mar a tus pies te pareció diferente… Un instante liberador, distinto a los incontables pensamientos que tenías y olvidabas. No sería igual, volviste a pensar, y ese descubrimiento, te lo prometiste con seriedad, sería clave para enfrentar tus temores.
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