El sol ocultándose
y los mismos caballos
junto a espinillos
como oradores mudos
al costado del camino.
A la ida y a la vuelta,
la obsesión por el silencio.
Intentaste no pensar,
pero te resultó imposible.
Cerca de tu casa imaginaste
cómo disfrutar más de tus hijos.
Se puede disfrutar más de los hijos
de lo que ellos disfrutan de nosotros,
pensaste. Pero no estabas seguro.
Tus impresiones tienden a cambiar,
y los pájaros sobre las murallas a seguir.
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