Esa noche el aire templado en la noche quieta ampliaba el canto de los grillos. Los plumerillos casi no se movían y el camino de siempre en mi cabeza iba hacia un palacio medieval en la montaña.
Estuve en la casa de las afueras de la ciudad. Durante la noche, las gotas sobre el techo de chapa siempre me producen la felicidad que ce...
No hay comentarios:
Publicar un comentario