Mucho antes, en un lugar con grandes ríos y árboles:
“Esa nube tiene una forma perfecta”, dije, sosteniendo tu mano. “Es para conocer tu cuerpo”, agregué cuando te internaste en el parral y, rodeada de uvas, mirándote a los ojos, convencido de que no ibas a ceder, te pedí que no te fueras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario