Los caballos estaban,
a la ida y a la vuelta,
junto a los espinillos
como oradores mudos
al costado del camino.
Y a la ida y a la vuelta,
intentaste no pensar.
Pero cerca de tu casa
te preguntaste cómo
valorar más a tus hijos.
Se valora más a los hijos
de lo que ellos nos valoran.
Pero no estabas seguro de eso
porque tus impresiones tienden
a cambiar, y los pájaros
sobre las ramas a seguir.
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