Sobre la orilla más cercana, señalaste un arbusto: en su copa tenía frutos rojos y pequeños. En ellos se dejaban ver las gotas del rocío. Era un ciruelo en flor que destellaba.
En la orilla, veías el mar a la espera de una tormenta mientras tus hijos jugaban a un costado. Pensabas en tu padre y en sus éxitos. ...
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