sábado, 26 de octubre de 2024

Al llegar la noche

 

Al llegar la noche, leo ahora, el viento había corrido las nubes y, por un momento, vi las estrellas entre los árboles. La perra se detuvo también y miró para arriba. O eso me pareció por un instante. 

 

Después, en la galería de tu casa, te expliqué que nací con el píloro tapado y casi no podía comer. Hasta que un médico, de nombre Gianantonio, decidió operarme y me salvó la vida. Vos entonces me contaste de tus orígenes inciertos y que hace años, cuando mirabas las estrellas, apareció la Virgen y al día siguiente salvaste a mi hermanito de morir ahogado. 

 

Esa misma noche, el aire templado en la noche quieta ampliaba el canto de los grillos. Los plumerillos casi no se movían y el camino de siempre, de vuelta a mi casa, en mi cabeza iba hacia un palacio medieval en la montaña. Un castillo que visitamos un verano y recorrimos de la mano. 

 

 

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