domingo, 15 de diciembre de 2024

Cerca de su casa

Una pileta donde nada cada verano a última hora 

cuando queda solo una mujer, que es guardavidas,

y pocas veces lo mira desde su silla. Una persona, 

intuye, sabia, bondadosa y relajada. Esa imagen 

tiene de ella y es feliz mientras va y viene 

por el agua.  A veces, con la cabeza afuera, 

atento a los árboles que suenan sus hojas 

gracias al viento. Y otra veces, atento 

a los pájaros que pasan en lo alto cuando el sol se oculta 

detrás de unos pinos que conoce bien. 


Ocho en punto sale de la pileta,

se despide de la guardavidas cada sábado 

y domingo, toma su bici y pedalea 

hasta su casa con la sensación de haber 

vivido instantes de felicidad en el agua. 

Y eso le da una impronta que se diferencia 

de las sensaciones de incomodidad que le genera 

su trabajo, la ciudad, las personas que circulan 

a su alrededor, y muchas veces gritan, y esos perros 

que ladran, supone, por la mala influencia de sus dueños. 

Piensa mucho en esa gente que lo molesta y también 

piensa demasiado en las molestias en general, 

que siente en su cuerpo y llegan a ser moscas 

pegajosas en su cabeza. Su cabeza, se dice, 

que bien estaría si pudiera por un rato 

dejar de recibir a los caballeros que pasan 

con lanzas y espadas a toda marcha. 

Preocupaciones, miedos, angustias, destinadas 

a la supervivencia, supone, que no puede parar 

porque detener ese trajín significaría abandonarse 

en el medio del mar a los tiburones. 

Y los tiburones sí existen, se dice, sonriente, 

mientras pedalea cerca de su casa.

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