Muchas de tus ocupaciones
se limitaban a encontrar
una piedra en el zapato,
y después la cuestión pasaba
por sentir la piedra a cada paso.
Meditabas tanto sobre la piedra
que te absorbía el trabajo de pulirla.
Son las seis y veintidós de la mañana. Me desperté por segunda vez en la noche, como tantas veces, inmerso en sueños implacables, continuos,...
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